miércoles, 22 de agosto de 2007

La música rumana






Fuentes arqueológicas, documentos y testimonios iconográficos atestiguan la existencia de una cultura musical bien individualizada en la Dacia prerromana y romana. El aumento del número de la población dacio-romana del Norte del Danubio permitió el fomento de formas de la música de culto.

En la Edad Media, el arte rumano llegó a ser una realidad espiritual original, reconocida en aquella época. El baile valaco es mencionado en los códices musicales europeos.

En la música litúrgica, el elemento autóctono comenzó a imponerse. La Escuela de Putna fue, a lo largo de casi un siglo, entre 1490 y 1585, la escuela de música rumana más importante. A la vez con el fenómeno componístico de Putna, se afirmó la Escuela contrapuntista transilvana, de las ciudades de Sighişoara, Bistriţa, Sibiu y Braşov.

Los períodos que han sucedido a la Unión de los Principados Rumanos (1859) y a la conquista de la independencia estatal de Rumanía (1877) han conocido un desarrollo de los valores culturales y artísticos rumanos. Los primeros conservatorios de música y declamación se crearon en Iaşi (1860) y Bucarest (1864); en 1868 se creaba la Sociedad Filarmónica Rumana.

Inspirándose en el folclore, compositores como Alexandru Flechtenmacher, Eduard Caudella, Gavriil Musicescu, Ciprian Porumbescu, Gheorghe Burada y Gheorghe Dima componen música coral y vocal-instrumental, óperas, operetas y vodeviles. La obra y actividad de estos fundadores de la música rumana profesional marca el nacimiento y el despunte de la escuela nacional de música, que anuncia la aparición de un músico genial: George Enescu (1881-1955), cuya creación, que se extiende por seis décadas, atraviesa varias etapas históricas de la música, elevando el valor de la música rumana moderna al nivel del arte universal.


De la misma generación que Enescu, en la cultura nacional musical se han impuesto D.G. Kiriac, Sabin Drãgoi, Dimitrie Cuclin, Marþian Negrea, Mihail Jora, Al. Zirra, Paul Constantinescu, Tiberiu Brediceanu (en la foto). En las últimas décadas ha despuntado una generación de directores de orquesta de gran valor, así como muchos solistas instrumentistas.

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